El origen
Sucedió un día, a principios de 2014, que leyendo mi Biblia R-V 1960 empecé a visualizar y leer el Texto de una forma distinta a como lo tenía delante. Me hubiera gustado recordar cuál era el pasaje que leí por primera vez con esa estructura que imaginariamente construía sobre la página de la Biblia, y que releí mil veces en ese día y los siguientes.
Es decir, lo «leía» de izquierda a derecha, imaginándome que los versículos estaban escritos en el an¬cho de página, y, centrándome en los versículos así escritos, los dividía imaginariamente en distintos renglones para leerlos de esa forma y producir «obligadas» pausas al finalizar la lectura de cada renglón, y para que cada uno de esos renglones-versos divididos en distintas longitudes respondieran al propósito intencional de dividirlos por la notable materia que en sí mismo muchos de ellos contienen, para una parti¬cular reflexión y estudio detallado. A eso lo denominé «unidades de pensamiento completo».
Todo ello me llevó a una más fácil lectura, al beneficio no menor de un descanso visual, y a una edificante meditación, produciendo en mí un apreciable enriquecimiento espiritual e intelectual, cuando descubría más fácilmente —como peces en la superficie de un lago de aguas claras—, los ricos contenidos de la Palabra de Dios, llevándome a comprender mejor el TEXTO.
Posteriormente, agrupé todos los versículos de la BIBLIA en párrafos de distintas dimensiones, para con¬seguir unidades de pensamiento completo, más globales. Después numeré los renglones, que forman los versículos —y que yo llamo versos—, para nombrarlos mejor cuando se hace referencia a ellos, facilitando esa tarea en una predicación o estudio. Más tarde vinieron los anexos a los Libros, y los artículos temáticos, como puras herramientas de ayuda para el estudio privado y/o en grupo de la BIBLIA.
Aquella forma de lectura imaginaria (antes de «escribir» la BIBLIA en este nuevo formato) sobre mi BIBLIA de siempre me llenaba de gozo y asombro. De gozo, porque me enriquecía entre otras co¬sas, porque me «obligaba» más fácilmente a pausar la lectura, y esa misma pausa hacía que meditara más y mejor sobre el Texto que estaba leyendo. También porque, cuando quería, podía regresar con más facilidad, más clara y más rápidamente a releer lo que buscaba y me interesaba del contexto anterior, para entender mejor lo que en ese momento leía. Mi asombro venía por la incomprensión al pensar por qué un formato así de la BIBLIA no se había hecho siglos antes. «¡Guau!», exclamé en varias ocasiones por el gozo y el asombro que me produjeron estos descubrimientos. Hoy día lo sigo exclamando, pero ya no lo hago solo, sino con otros, por la satisfacción de saber que ellos también se han alegrado. Nos queda esperar que muchos más lo hagan en los próximos años.
El hecho de estar convencido de que esta nueva forma de leer la BIBLIA era contrastadamente me¬jor que la lectura que encontramos en los formatos tradicionales y junto a que a mí mismo, como creyente y amante de la Palabra de Dios, me estaba edificando enormemente, fue el motor que me impulsó a escribir con la motivación, el deseo y la convicción de que a otros muchos también les iba a edificar. Y por esto estoy agradecido a Dios, por la prosperidad del proyecto para bendición de muchos.
Así que, después de comprobar una y otra vez que dentro de mí tenía el aliento de Dios y su empuje para tan inesperada y apasionante tarea, tomé la decisión de ponerme a «escribir» mi nueva Biblia. Cuando uno, para una tarea de esta envergadura, se sienta a calcular si tiene lo necesario para emprender una empresa de tal calibre, y se da cuenta de la dificultad que entraña un cálculo como ese. Era difícil hacerlo y hacerlo bien, aún más.
A toro pasado digo que ni soñando podía haberme imaginando la envergadura que iba a suponer este trabajo, pero una fuerte convicción de la necesidad y oportunidad de hacerlo, junto con el deseo de bendecir a mis hermanos los creyentes de hoy y del futuro, fueron razones más fuertes que la alta montaña que estaba levantándose delante de mis pies. Todo ha resultado como una bola de nieve, que rodando por la montaña abajo se va haciendo cada vez más grande, nada, por cierto, imaginable en un principio. Y en busca de la excelencia, añadí al meollo inicial todo lo demás que vino después, por aquello de «ya que estoy, ya que estoy».
La sola autoría de este trabajo fue también algo que tuve claro desde el principio, para poder preservar así la visión y su pureza y ser fiel al modelo que me fue mostrado. Pero, de la misma forma, más ade¬lante tuve la convicción de que debía concluir este trabajo en una coautoría, aunando esfuerzos y formando un equipo con la meta de juntos mejorar el trabajo realizado por este autor al acabar la última edición de la serie como autor único, antes de procurar y emprender una coautoría internacional, en la siguiente y última etapa de la serie LSBF. El equipo deberá estar formado por personas que respondan al perfil de expertos en los temas correspondientes y que, también por su ministerio, sean de influencia en países con importante población de habla hispana.
Con todos estos antecedentes, me puse manos a la obra a «escribir» toda la BIBLIA, implementando primero uno y luego los otros elementos propios que caracterizan a esta obra, y que por ellos la hacen ser distinta y única. Comencé por Mateo, Marcos, etc., después en diferentes etapas fue surgiendo todo lo demás.
En 2017, movido por la necesidad de formalizar registralmente esta nueva ordenación de la Biblia, la inscribí en el Registro de la Propiedad Intelectual de la Junta de Andalucía, Gobierno de España, como autor y con el nombre de LA SANTA BIBLIA FÁCIL. En vista de la envergadura que ya estaba tomando el trabajo, y sobre todo pensando en todo lo que podía suponer y hacia dónde podría llegar este «barco», decidí no continuar esta travesía en solitario, sino formar un Equipo que fortaleciera la visión y el proyecto, aportándoles mayor consistencia, apoyo e impulso. Así que, por esto, reuní a otros pastores y obreros y, después de darles a conocer la ordenación del nuevo Texto que estaba escribiendo y compartir con ellos la visión y el proyecto, el 8 de octubre de 2018, nos constituimos y registramos en la Junta de Andalucía como Asociación Biblia Fácil.
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